martes, 3 de agosto de 2010

Un encuentro inesperado (II)

La elfa se rió y sin pensárselo, se volvió hacia él y le rascó tras las orejas. El druida hizo amago de retroceder pero las caricias le dejaron la mente en blanco y bajó totalmente la guardia, era sorprendentemente agradable y la primera vez que alguien se aventuraba a acariciarlo en su forma felina, aunque la lógica le advertía que aquello no estaba bien, su instinto le decía que estaba seguro con ella, que no había nada que temer o por lo que estar a la defensiva, así pues agachó la cabeza y se colocó en el regazo de la elfa dejándose acariciar medio adormecido y ronroneando como un gatito.


Perdió la cuenta del tiempo que pasaron así y a la bruja parecía no incomodarle en absoluto la situación, miró a la pantera azulada y sonrió: “Ojalá todo fuera así de simple -dijo en un perfecto y melodioso Darnassiano, el gato abrió un ojo- las cosas serían mucho más fáciles…”-jugueteó con un suave mechón azulado entre sus dedos y el minino la miró entornando los ojos, de alguna manera ella supo que afirmaba lo que acababa de oír.

Era noche cerrada, las estrellas se habían adueñado por completo del cielo y una brisa fría con retazos de olor a algas y a sal llegaba hasta el lago de cuando en cuando, al fin y al cabo, la ensenada de Zoram no quedaba lejos.

El gato abandonó muy a su pesar el regazo de la bruja y alejándose apenas un par de metros volvió a su forma elfica, ella lo miro atentamente y una media sonrisa se le dibujo en el bello rostro, él le sostuvo la mirada y se inclinó haciendo una reverencia, a ella pareció hacerle gracia y enarcó una ceja mientras le preguntaba en su idioma materno: “¿Con quién tengo el gusto?”-él parpadeó unos segundos hasta asimilar y traducir mentalmente la pregunta y acto seguido una sonrisa asomó a la comisura de sus labios: “Nayib Lunablanca mi señora-dijo pagado de sí mismo por haberle entendido aún teniendo escasa idea de Thalassiano- pero podeis llamarme Nay, que es como me llaman mis amigos…¿Y vos sois? ”- inquirió con una suave y agradable voz masculina; la elfa ladeó la cabeza y la melena rojiza y perfectamente cuidada pareció centellear- “Alïna Sirfalas y podéis llamarme Ali”-contestó casi cantando, y le dedicó una sonrisa que dejó al druida completamente desarmado.

Nayib carraspeó para recuperar el habla y le dijo en un más que vergonzoso Thalassiano: “Encantado de conoceros”- la bruja evitó una sonrisa consciente del esfuerzo dialectico por parte del druida y agradecida por el detalle.

La brisa comenzaba a ser más fría, de buena gana hubieran hecho una pequeña hoguera, pero ninguno de los dos quería atraer la atención. Conversaron durante largo rato, intercambiando pareceres a cerca de sus pueblos, la guerra, la situación en Rasganorte, tenían unas opiniones sorprendentemente similares y eso hizo que simpatizaran con mucha más naturalidad si cabía.

El tiempo transcurrió rápidamente.

Nayib miró por encima del hombro de Alïna hacia la espesura del bosque, los animales habían empezado a regresar a sus madrigueras para pasar la noche y no era seguro quedarse a la intemperie en esas tierras, la bruja pareció adivinar los pensamientos del elfo y susurró: “Deberíamos marcharnos-miró nerviosa en torno a ella- no es seguro que estemos así tanto tiempo”-él asintió visiblemente apesadumbrado- “Ha sido un verdadero placer y una inesperada sorpresa encontraros”- dijo esta vez en su idioma materno con un precioso acento que recordaba al de algún lugar del norte de Kalimdor, le tendió la mano para ayudarla a incorporarse y una descarga eléctrica le recorrió la espina dorsal cuando sus manos se encontraron.

Alïna lo miró directamente a los ojos-“Quizá volvamos a vernos”-dijo, el elfo asintió y tras hacer una reverencia desapareció en la oscuridad, la bruja pudo oír el eco apagado de un rugido felino y sonrió a sabiendas de que el druida se había metamorfoseado en guepardo; invocó a su corcel vil y se dirigió a la avanzada de Zoram´gar para pasar la noche.

No era un plan de su agrado, pues era una elfa bastante reacia a la compañía no deseada, pero era lo que había, eso o el puesto del Hachazo, que le quedaba mucho más al este, torció el gesto con disgusto y espoleó al caballo, recordó a Nayib y su vano intento por hablar en Thalassiano y soltó una carcajada, definitivamente el elfo le había caído bien.

2 comentarios:

  1. Mucho Gusto en encontrar este espacio y... ¿Es el principio de algo más que una amistad entre la brujita y el druida? ;)

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  2. Mucho gusto en conocerte :) Pues, todo dependerá de como se den las circunstancias...de momento ni yo misma lo sé ;)

    Gracias por el comentario!

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